Unos cuantos libros recomendables

A estas alturas ya os habréis dado cuenta de que este blog no tiene orden ni concierto, que no tengo una temática específica y que me interesa más o menos todo, así que no os sorprenderá que de repente haga una pequeña lista con los libros que más me han gustado o impresionado a lo largo de mi vida lectora. Pues sin más, procedo. Tal vez algún día lograré volver a leer...

La Madre (Máximo Gorki): un poco panfletada comunista, pero muy bonito de leer, cuenta la historia de una madre que pasa del temor que le produce que su hijo sea un comunista hasta convertirse ella misma en una gran activista, en el inicio de la Revolución Rusa.





El señor de las moscas (William Golding): novela distópica, clásico de la literatura inglesa de postguerra, narra la historia de un grupo de niños que sufre un accidente de avión yendo a parar a una isla desierta, donde forman su propia sociedad. Muy fuerte y muy instructivo, de lectura obligada en muchos institutos.





Capitanes de la arena (Jorge Amado): aventuras y desventuras de un grupo de niños sin techo en Salvador de Bahía (Brasil). De increíble belleza narrativa y muy interesante de fondo, es de lectura obligada en los institutos brasileños y creo que debería serlo también en los del resto del mundo. Se basa en los años 30, pero la historia no ha perdido ápice de actualidad. En su día fue censurada y quemada en público toda la primera edición; recientemente ha vivido su renacimiento y sido adaptada al cómic, al cine y al teatro.


Ciudad de Dios (Paulo Lins): escrita como tesis doctoral de un estudiante de sociología, Ciudad de Dios es la historia coral de una favela de Rio de Janeiro, donde la vida no vale nada y la ley es impuesta por los traficantes de droga. Si te ha gustado la película, no te pierdas el libro, le da mil vueltas, aunque puede llegar a resultar demasiado duro.




La iguana (Alberto Vázquez Figueroa): casi el único libro de este autor que me gusta, La Iguana cuenta la historia de un tipo que, por haber nacido horriblemente feo, fue siempre repudiado y temido por la sociedad. Se retiró por voluntad propia a una isla desierta, donde nadie le insultaba y se sentía en paz, pero la soledad termina por deshumanizarle por completo llegando la historia a límites de dureza difícilmente imaginables.



Yo, Tituba, la bruja negra de Salem (Maryse Conde): en este caso la historia es bastante conocida, la biografía novelada en primera persona de la primera bruja de la infausta caza de brujas del pueblo de Salem (Massachusetts). Hermosa narrativa y, una vez más, dura historia de las que hacen pensar.





Wilt (Tom Sharpe): porque no todo habría de ser dramón y furia, os recomiendo también Wilt, una lectura ligera, hilarante y caótica, sobre un tipo frustrado que se ve envuelto en una serie de circunstancias que dan un radical giro a su anodina existencia. Un loco guateque, una muñeca hinchable, una acusación de homicidio, cuernos... carcajada asegurada, cuidado si lo leéis en lugares públicos.




El bosque animado (Wenceslao Fernández Flórez): este tampoco es dramático, o quizás sólo un poco. Es como un cuento, o como una colección de cuentos cuidadosamente engarzados. Y el protagonista es la Fraga de Cecebre, sus árboles, sus animales y la gente que habita en sus inmediaciones. Riquísima narrativa poética para escapar con la imaginación de la ciudad y darse cuenta de las pequeñas cosas.