lunes, 16 de agosto de 2010

Tamy

Tamy es nuestra nueva perrita. La encontré hace unos días mientras paseaba a Nala. La pobrecilla estaba tan asustada que ni se movía, acurrucada junto a un portalón de una finca, tan inmóvil estaba por el miedo que pensé que estaba herida y no se podía mover, pero le estuve dando mimitos y le puse la correa de Nala y conseguí que se moviera y estaba sana.

El portalón era metálico y tenía una pintada que rezaba "Tamy te quiero mucho", y que le dio nombre desde que se lo conté a Carmen.

Tamy tendrá unos dos añitos, estaba bien alimentada y limpia cuando la encontré, y tenía collar, de lo que se deduce que tenía dueños y que no llevaba mucho tiempo perdida. Lo que no puedo saber con certeza es si fue abandonada, la verdad, aunque me da que sí, prejuiciosa que es cada una. Será porque no tiene chip, o porque no vi ningún cartel con su foto, o porque aunque dejamos el teléfono en el veterinario por si preguntaba alguien por ella nadie nos ha llamado...

O será porque no me extraña nada que la hayan abandonado, la verdad, porque mira que está mal educada la niña... ser es una perrita bastante dócil, pero trae consigo varios de los peores comportamientos de un perro: se hace las necesidades donde le vienen, no acude al llamado, se sube a los sofás y las camas y ladra sin motivo aparente. No me extraña nada que un amo que no tuvo la paciencia suficiente para lograr corregir esos vicios, tampoco la haya tenido para aguantar que su perro los tenga. Claro que tampoco me extraña que a una perrita mal enseñada le haya dado por salir corriendo a lo loco y se haya perdido...

En fin, pero estamos trabajando duro con su educación y estamos obteniendo grandes logros.

Para conseguir que deje de hacerse las necesidades en casa, la sacamos con un horario fijo, y durante el tiempo suficiente para que haga "algo", y cuando lo hace en la calle, le damos muchas caricias y palabras bonitas, y alguna vez algún trozo de chuche de perros. Si lo hace en casa y la vemos le regañamos, pero no somos muy duras con ella porque se le nota que tiene muchísimo miedo. Para mí que le pegaban, porque en cuanto le acercas la mano, aunque sea para darle una caricia, se encoge y huye. En pocos días, con este sencillo método, hemos conseguido grandes avances, y ayer, por primera vez, al sacarla por la noche, hizo pis en seguida de salir a la calle y con muchas ganas, señal de que lo estaba aguantando y de que va entendiendo lo que queremos de ella.

Para conseguir que acuda al llamado, a lo largo del día, mientras estamos con ella en casa, cada cierto tiempo (una hora o así), la llamamos por su nombre y si viene le damos muchos cariñitos, que vea que venir cuando se la llama es para algo bueno, no para regañarle, que parece ser que es lo que ella traía asumido. Y lo mismo cuando la suelto durante los paseos, la llamo simplemente para que venga y darle un premio, no solo para atarla. Y nunca la llamamos para regañarle. Cuando le tenemos que regañar por algo, no la llamamos, vamos nosotras a ella, le hacemos un "chhhsst" bien sonoro (a mí se me da muy bien), y le damos un toquecito en el hocico. Así no asocia el llamado a la riña, eso es de lo peor que le puedes hacer a un perro. Relacionado con esto, tampoco se debe de regañar nunca a un perro que viene a ti llamándolo, aunque lo estés llamando porque ha hecho algo malo (la típica de salir corriendo durante un paseo detrás de un gato o algo así), si viene, lo que tienes es que darle un premio, en la forma que sea (caricias y/o chuches) De momento, la he soltado durante algunos de los paseos y, honestamente, me ha costado bastante convencerla para que se volviese a venir conmigo, pero lo he conseguido siempre, y es otro avance importante. El otro día fue muy gracioso, porque la tía no quería venirse conmigo de ninguna manera, en cuanto estiraba el brazo para ponerle la correa, se iba en dirección contraria, y al coche por su propio pie no se subía tampoco, y terminó metiéndose en un sitio al que yo no podía acceder... estuve mucho tiempo esperándola, tirada por los suelos y todo, pensando que le daría menos miedo que de die, pero nada... al final encendí el coche y me fui marchando poco a poco y "¡bingo!", se vino corriendo detrás del coche. Fui lo suficientemente rápido para que viese que me iba sin ella, pero lo suficientemente despacio para que me pudiese seguir, incluso me paré para que se acercase un par de veces, y así durante un kilómetro más o menos. Después paré, me bajé, le abrí la puerta, y, cansadita, subió ella solita y le di unas cuantas caricias. Desde entonces la verdad es que me da más reparo soltarla, pero hay que darle algo de confianza, ¿no? Anoche vino a mí bastante bien cuando la llamé para atarla porque nos íbamos, pero bueno no cantemos victoria.

Sobre lo de subirse a los sofás y a las camas -que hay mucha gente que lo permite pero a mí personalmente no me gusta, no por asco, sino porque considero que el perro tiene que saber cual es su sitio, y su sitio es el suelo y su propia cama, que para algo la tiene-, muy fácil: no permitirlo, "nunca". La tía fue lo primero que hizo al entrar por la puerta en cuanto la llevé a casa: subirse al sofá. Le regañé y la bajé. Cuando lo hizo en la cama también. Y también le chisto cuando pone las patas buscando mimitos. El mensaje es: "yo los mimitos te los doy cuando estás abajo". De momento parece que lo va aprendiendo. Cuando nosotras no estamos en casa las habitaciones y el salón quedan cerrados, y cuando estamos, las patas las pone, pero subirse del todo no se sube ya.

Lo que nos falta ya es conseguir que no ladre a lo tonto. Esto va mas despacio, porque tampoco ladra tanto, pero de repente a las 5 de la mañana da un ladrido loco, así uno solo, que te mete un susto que te cagas, y molesta, jo, pero claro, como lo hace pocas veces, tienes pocas ocasiones de reprenderla y aprende despacito...

Pero bueno, como véis... que en cuestión de un par de semanas, ha mejorado su comportamiento un montón, y eso que no somos ni expertas ni nada por el estilo, y ni siquiera podemos estar con ella tanto tiempo como sería necesario para adiestrarla bien bien, pero bueno, ahí vamos.


Os presento a mi novia a las dos perritas. Nala es la canela, y Tamy la más pequeña.

1 comentario:

  1. Ay Pepi! Ya te decía yo que se te cambiaba la carita cuando hablabas de Tamy!!! Si al final vas a ser una blandita! Me alegro mucho!! :-)

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