Había una vez, en un país no muy lejano, una aldea en la algunos de sus habitantes tenían asnos para ayudarles a labrar la tierra.
Un buen día, llegó a la aldea un forastero, que fue casa por casa ofreciendo 100€ por cada pollino que le vendiesen. Algunos aldeanos le vendieron algunos de sus animales, porque era un buen precio.
Al día siguiente, volvió el hombre y ofreció 150€ por cada burrito, y otro tanto de la población vendió los suyos.
Al día siguiente ofreció 300€, y el resto de la gente vendió los últimos burros, y no quedaron más burros en la aldea. Al ver que no había más animales, ofreció 500€ por cada burrito, dando a entender que los compraría a la semana siguiente, y se marchó.
Al día siguiente mandó a su ayudante con los mismos burros que había comprado en la misma aldea, y le dijo que los ofreciese en venta a 400€ cada uno. Ante la posible ganancia a la semana siguiente, todos los aldeanos compraron sus burros a 400€, y quien no tenía el dinero lo pidió prestado. De hecho, compraron todos los burros de la comarca.
Ayudante y señor, con su buen saco de dinero en las alforjas, desaparecieron de aquel país y no volvieron a verse más. La aldea quedó llena de burros y de deudas.
miércoles, 10 de noviembre de 2010
El cuento de los burros
Por gentileza de mi compañero pedroemilio de Ciao, os traigo un cuento que a su vez él aprendió de su hermano, y que además de gustarme, me pareció muy esclarecedor. A ver a quien le dice algo...
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jajajajaj, si es que nadie da los duros a cuatro pesetas... y aunque nos creamos muy listos... siempre aparece alguien que lo es más... y esos "estupendos" negocios casi siempre lo son para quien los inicia...
ResponderEliminarEn fin que un cuento buenísimo. Besucos.